El pueblo de Israel que tuvo la revelación de la Palabra de Dios, entendió que era necesario el trabajo esforzado. Para Génesis 3:19 trabajo es trabajo fuerte. Dice: “Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres y al polvo tornarás”. La actual situación de la naturaleza demanda que el hombre sea esforzado en su trabajo. Es necesario aceptar esta realidad. La vida fácil y de poco esfuerzo no nos conviene. La Palabra de Dios enseña verdades, nos guía a tener una sana actitud, frente a la realidad, el trabajo y la necesidad. La Palabra de Dios no enseña el anhelar una vida de extrema pobreza, en que las necesidades no son satisfechas. No es pecado el esforzarse en el trabajo para tener lo necesario para usted y su familia. Esto no significa que se deba buscar el extremismo del trabajo inhumano que daña la salud.
En la Biblia se encuentra la palabra hebrea “abodah” que significa “trabajo duro”. “Abodah” se encuentra en 1 Crónicas 27:26 que dice: “y de los que trabajan en la labranza de las tierras, Ezri hijo de Quelud”. Asimismo se encuentra en Salmos 104:23 que dice: “Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta la tarde”. Algo que es digno de resaltar es que el hombre de Israel tenía la costumbre de trabajar el día entero de manera ardua, sólo tenía un breve descanso. Recién en la tarde regresaba a su casa a descansar. Consideraba que el día era para trabajar duro. Esto nos lleva a una buena mayordomía del tiempo.
Julián L. Simón, judío, profesor de Administración de Empresas en la Universidad de Maryland, doctor Honoris Causa por la Universidad de Navarra dice algo sumamente interesante e importante: “En hebreo, la palabra correspondiente a trabajo – abad – se aplica también al culto religioso, de tal manera que entendemos la adoración como trabajo santo, y el trabajo mismo como santa adoración. En Pirke Avot, el tratado ético del Talmud, Rabí Shimón el Justo dice: “sobre tres pilares se sostiene el mundo: la Torah (Ley, Luz, Verbo Divino, Pentateuco); la Abodah (trabajo, culto divino, servicio), y la práctica del bien entre los hombres”. Este principio talmúdico nos está dejando claro que el verdadero servicio a Dios se logra a través de la santificación del trabajo diario”.
En la cultura hebrea el trabajo es algo estimado, es algo valorizado. El trabajo está relacionado a la adoración. El creyente en su trabajo diario adora a Dios.
Salmo 100:2 tiene la palabra hebrea “abad”, dice: “servid a Jehová con alegría, venid ante su presencia con regocijo”. La Biblia Plenitud que es comentada por evangélicos dice: “abad” significa: “trabajar para algo, servir, laborar para alguien, adorar”.
Como cristianos podemos tener una estimación por el trabajo. Podemos adorar a Dios en nuestro trabajo diario. El Nuevo Testamento indica que debemos hacer las cosas como para el Señor, Colosenses 3:23, dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo, de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. La esfera del trabajo es parte de la vida cristiana. No podemos dividir nuestra vida entre lo sagrado y lo profano, porque Dios debe gobernar todas las áreas de nuestra vida. Dios santifica toda nuestra vida.
Pregunta: ¿Cuáles el papel de la inteligencia en la vida cristiana?
Proverbios 4:7: “Sabiduría ante todo, adquiere sabiduría; y ante toda tu posesión adquiere inteligencia”. La vida cristiana es una vida inteligente. El cristiano debe actuar con sabiduría en todas las áreas de su vida. Se comienza con una sabiduría espiritual, Proverbios 9:10 dice: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”. Sin tener una relación personal con Dios no podemos tener una vida sabia. Lo más inteligente es respetar a Dios, amar a Dios, adorar a Dios, servir a Dios.
El cristiano también tiene que ser muy inteligente en la esfera del trabajo. Proverbios que es un libro de sabiduría también toca el tema del trabajo. Proverbios 22:29 dice: “¿Has visto hombre solícito en su obra? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja suerte”. El hombre sobresaliente en determinado campo del saber llega a ser consejero de personas en altos puestos públicos o llega a ocupar un alto cargo público. Daniel, Ananías, Misael y Azarías eran sabios muy consultados por el rey en Babilonia. Daniel 1:20 dice: “Y en todo negocio de sabiduría e inteligencia que el rey les demandó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino”.
Los cristianos deben desarrollarse en esta sabiduría para el trabajo, pueden tener los mejores colegios y las mejores universidades del país. Es necesario que el pueblo del Señor dé los hombres sabios que el país necesita. Dios usa el trabajo de excelencia de hombres sabios para bendecir a multitudes. Este debe ser el fruto digno de un pueblo escogido por Dios, de aquellos que tienen la revelación y el poder de Dios.
Proverbios 9:6 dice: “Dejad las simplezas y vivid; y andad por el camino de la inteligencia”.
En la Biblia se encuentra la palabra hebrea “abodah” que significa “trabajo duro”. “Abodah” se encuentra en 1 Crónicas 27:26 que dice: “y de los que trabajan en la labranza de las tierras, Ezri hijo de Quelud”. Asimismo se encuentra en Salmos 104:23 que dice: “Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta la tarde”. Algo que es digno de resaltar es que el hombre de Israel tenía la costumbre de trabajar el día entero de manera ardua, sólo tenía un breve descanso. Recién en la tarde regresaba a su casa a descansar. Consideraba que el día era para trabajar duro. Esto nos lleva a una buena mayordomía del tiempo.
Julián L. Simón, judío, profesor de Administración de Empresas en la Universidad de Maryland, doctor Honoris Causa por la Universidad de Navarra dice algo sumamente interesante e importante: “En hebreo, la palabra correspondiente a trabajo – abad – se aplica también al culto religioso, de tal manera que entendemos la adoración como trabajo santo, y el trabajo mismo como santa adoración. En Pirke Avot, el tratado ético del Talmud, Rabí Shimón el Justo dice: “sobre tres pilares se sostiene el mundo: la Torah (Ley, Luz, Verbo Divino, Pentateuco); la Abodah (trabajo, culto divino, servicio), y la práctica del bien entre los hombres”. Este principio talmúdico nos está dejando claro que el verdadero servicio a Dios se logra a través de la santificación del trabajo diario”.
En la cultura hebrea el trabajo es algo estimado, es algo valorizado. El trabajo está relacionado a la adoración. El creyente en su trabajo diario adora a Dios.
Salmo 100:2 tiene la palabra hebrea “abad”, dice: “servid a Jehová con alegría, venid ante su presencia con regocijo”. La Biblia Plenitud que es comentada por evangélicos dice: “abad” significa: “trabajar para algo, servir, laborar para alguien, adorar”.
Como cristianos podemos tener una estimación por el trabajo. Podemos adorar a Dios en nuestro trabajo diario. El Nuevo Testamento indica que debemos hacer las cosas como para el Señor, Colosenses 3:23, dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo, de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. La esfera del trabajo es parte de la vida cristiana. No podemos dividir nuestra vida entre lo sagrado y lo profano, porque Dios debe gobernar todas las áreas de nuestra vida. Dios santifica toda nuestra vida.
Pregunta: ¿Cuáles el papel de la inteligencia en la vida cristiana?
Proverbios 4:7: “Sabiduría ante todo, adquiere sabiduría; y ante toda tu posesión adquiere inteligencia”. La vida cristiana es una vida inteligente. El cristiano debe actuar con sabiduría en todas las áreas de su vida. Se comienza con una sabiduría espiritual, Proverbios 9:10 dice: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”. Sin tener una relación personal con Dios no podemos tener una vida sabia. Lo más inteligente es respetar a Dios, amar a Dios, adorar a Dios, servir a Dios.
El cristiano también tiene que ser muy inteligente en la esfera del trabajo. Proverbios que es un libro de sabiduría también toca el tema del trabajo. Proverbios 22:29 dice: “¿Has visto hombre solícito en su obra? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja suerte”. El hombre sobresaliente en determinado campo del saber llega a ser consejero de personas en altos puestos públicos o llega a ocupar un alto cargo público. Daniel, Ananías, Misael y Azarías eran sabios muy consultados por el rey en Babilonia. Daniel 1:20 dice: “Y en todo negocio de sabiduría e inteligencia que el rey les demandó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino”.
Los cristianos deben desarrollarse en esta sabiduría para el trabajo, pueden tener los mejores colegios y las mejores universidades del país. Es necesario que el pueblo del Señor dé los hombres sabios que el país necesita. Dios usa el trabajo de excelencia de hombres sabios para bendecir a multitudes. Este debe ser el fruto digno de un pueblo escogido por Dios, de aquellos que tienen la revelación y el poder de Dios.
Proverbios 9:6 dice: “Dejad las simplezas y vivid; y andad por el camino de la inteligencia”.